27.5.15

Juro que no es solo por el sexo

Y entonces,
entonces es cuando pasas
de dormir contando ovejas
a contar orgasmos.
Y puedo asegurar
que las noches cambian mucho
y se duerme diferente.

Y dejas a un lado los peluches
y te abrazas a su piel.
Desaparecen los miedos nocturnos
y ya tienes una razón 
por la que mojar la cama:
sus manos largas.

Y dejas de querer que te despierten los pájaros cantando,
o el sol entrando por la ventana
porque puedes despertarte
con su mano 
(o su cara)
entre tus piernas
y suspirando.

Y poco a poco entiendes
por qué prefieres dormir a su lado.

Que no es solo por el sexo
pero hay que admitir
que acabamos agotados,
jadeando 
y extasiados.

Y por eso,
por eso prefiero dormir a su lado.







4.5.15

Algún gato

El dolor que desgarra las paredes
y crea precipicios
que caen en el vacío
más lleno.

Se abren las heridas,
destroza la carne
y gritan
lo que mi boca no supo decir.

He vuelto a romper un vaso.
He vuelto a caerme.
He vuelto a hacerme heridas.
Me he cortado con los cristales
y el suelo de la cocina no deja de sangrar.

Algún gato lamerá las heridas
y jugará con el hilo que las cose.
Alguno como tú.

Corre lejos, corre en círculos,
vuelve, alcánzame
y no pises los cristales,
camina con cuidado,
rodeame con tus brazos,
mi cabeza en tu pecho
y mis heridas derramándose.

Cúbrelas con tus manos
y deja que el calor cauterice las líneas irregulares
que se han formado en mis manos.

Gotean mis pestañas
y me secas con tu ropa,
me desnudas del dolor,
te desnudas
para que no me duela,
para que no me desangre de ganas de abrazarte
y de quererte.

Deja que te cuente cómo he hecho todo esto,
deja que te lleve lejos.
Túmbate conmigo en este mar de sangre y cristales,
cántame bajito mientras me curan tus besos.

Y ahora...
              ahora creo...
                               ahora creo que ya no me duele.